Ya empezó el ciclo escolar a distancia y parece que todos estamos a prueba. El tema de la educación y las escuelas ha sido muy polémico desde el inicio de la pandemia. Las escuelas se vieron forzadas a cerrar y a reinventarse de un día al otro, con la enorme carga de tener que lograr lo mismo cuando todos los medios se volvieron distintos. Casi 6 meses después, la situación sigue igual y los niños no han podido regresar.
Es una realidad que ha tenido un impacto significativo en la vida emocional de los niños. Las escuelas tienen un enorme valor, mucho más allá de la transmisión de conceptos, ya que hoy en día la información la tenemos en nuestras manos con un simple clic. Son un lugar de encuentro, un espacio para crear vínculos, crear conocimiento con sus pares, aprender a resolver conflictos y a desarrollar diversas habilidades socioemocionales. Todo esto no se puede llevar a cabo de manera idónea en este momento.
Es fundamental recordar que estamos en una situación de CRISIS a la mitad de una pandemia. Ante una crisis echamos mano de todos los recursos que tenemos. Es una situación que genera mucha ansiedad, tanto por la naturaleza de la crisiscomo por la incertidumbre que nos abruma. Lo que estamos viviendo no es lo ideal, pero es lo que hay. No hay que detener ni frenar la educación porque no la sabemos acompañar, ya que los únicos afectados serán los hijos.
Algunas de las dificultades socioemocionales a las que nos hemos enfrentado en los últimos meses son: la casa no el mismo espacio ni ambiente que un salón de clases; en muchos casos los padres de familia no tienen la paciencia, la preparación y las herramientas académicas para asistir a sus hijos en este proceso; ante todo el ajuste los niños se encuentran poco motivados para aprender; es una realidad que los niños se comportan diferente en casa que en la escuela: la casa y los papás son su refugio, el lugar seguro donde pueden expresarse libremente. Las habilidades sociales, que son una parte esencialmente valiosa de la escuela presencial, se han visto limitadas.
No podemos funcionar como antes y es imposible pensar que en la escuela nuestros hijos van a lograr lo mismo que lograban en el pasado, en un ambiente escolar “normal”, bajo un esquema que funciona para ese propósito. Es primordial aceptar que tenemos que ajustar nuestras expectativas y poner prioridades, siendo siempre la más importante la salud mentalde nuestros hijos.
Los niños están estresados, tristes y enojados por la situación en sí. Como padres tenemos más herramientas y madurez para guiarlos y apoyarlos.
Si eligieron el método de homeschooling es importante poder manejar el doble rol mamá-maestra / papá-maestro de la mejor manera. Puede resultar confuso y frustrante para los niños. A veces los padres exigen más a los niños de lo que es necesario o tienen expectativas diferentes a las esperadas para la fase de desarrollo en la que se encuentran los hijos.
Si los niños están siguiendo la educación a distancia en la escuela, estar muchas horas frente a la pantalla con varias actividades que puede ser que no comprendan completamente, sin una comunicación clara, ni interacción formal, puede llegar a frustrar mucho a los alumnos. Como padres debemos comunicarnos con la institución y la maestra para trabajar en equipo y asegurarnos que el ambiente en casa en estos momentos sea el más cuidado posible. De esta forma puede bajar el estrés en los niños; con altos niveles de estrés, el aprendizaje se ve interrumpido. Es importante bajar y ajustar nuestras expectativas, los niños van a aprender a pesar de todo. No van a aprender igual ni la misma cantidad, pero tendrán la mayor parte de los aprendizajes claves.
El área social ha sido la más afectada. El distanciamiento social ha causado mucha angustia, tristeza y enojo. Es imprescindible que cada familia defina de que manera lo quiere manejar, no hay que dejarlo de lado simplemente encontrar formas nuevas.
Es importante:
- Establecer rutinas: hacen que el mundo se vuelva predecible, dan contención y estructuran el mundo externo, por lo tanto, el mundo interno.
- Preparar el espacio y el ambiente, un lugar que invite al aprendizaje, donde se puedan concentrar (iluminación, menor ruido posible, materiales disponibles)
- Respetar el tiempo y el espacio del que está “en clase”
- Acompañar a los niños más pequeños, ir fomentando la independencia en las áreas que puedan realizar ellos solos
- Fomentar: la adaptación a una nueva realidad, la tolerancia a la frustración, una actitud positiva y la resiliencia
- Papás: tener paciencia, cuidar la forma, el modo y el tono
- Incorporar el aprendizaje a la vida cotidiana
- Con niños pequeños ayudar a darle un enfoque lúdico: favorecer el juego tanto estructurado como libre en casa
- Que tu hijo te guíe; son muy inquisitivos y curiosos
- Reforzar y reconocer lo positivo
- Cuidar la parte emocional y el vínculo
Que las cosas han cambiado y la escuela es distinta no necesariamente tiene que ser todo negativo. Si tomamos en cuenta que los 4 pilares de la educación son: aprender a ser, aprender a hacer, aprender a conocer y aprender a convivir, nos damos cuenta de que las habilidades más importantes que necesitan saber nuestros hijos podemos ayudar a desarrollarlas en esta nueva realidad. Los niños ahorita están aprendiendo otras habilidades sumamente importantes (la resiliencia, resolución de conflictos, adaptación al cambio y TODOS los conocimientos de la vida cotidiana que pueden brindarles los papás).
Es fundamental que como papás estemos presentes, que los acompañemos físicamente, pero lo que es más importante es que estemos disponibles emocionalmente. La vida emocional y el vínculo deberían de ser la prioridad en todo momento.
*Lee Ann Seifert es psicoterapeuta de Ányma. Agradecemos su colaboración para la realización de este texto.
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